Un ponche a la romana, un fernet con coca, compartidos entre tu y yo en esa discusión rocosa que resistimos, era idóneo para una situación amorosa, era equivocado para una situación indecorosa, porque futbol y balompié no es igual, lo mismo resultaba ser en esta situación poco usual, pero había tantas cosas que siempre quise decir y nunca pude hacerlo, hasta que tu mirada me mandaba a otra realidad, me matabas y me curabas, un amor en Avellaneda no estaría nada mal, pero casualmente era hora de actuar, ya me creía el típico príncipe azul en busca del recital, pero ni siquiera dije si ella tenia novio, un poco loco y los segundos se hacían mas, me sentía contraído y obligado a decir tal pregunta delatadora, dijo que no y mi corazón se calmo, al menos ya tenia una excusa de como empezar y aunque el relieve no aseguraba estabilidad era oportunidad de hablar, sentada en esa silla con aquel jugo de piña con champagne, me dispuse a condecorar el tema, ella solo respondía con frases poco amenas y dilemas sin fronteras, típico del estilo pintoresco abstracto argentino, me costo horrores comprenderla, pero al final pude acostumbrar a tal genialidad, en esa parte vendría el porque del estilo de mis composiciones y descripciones, pasando horas y horas hablando de muchas cosas que nos marcaron la vida, decidí arriesgarme en la partida del juego y con un beso quise ver si ella tenia el mismo fuego en el interior igual que yo, cruelmente una bofetada sonó en toda la casa y en mi corazón, al menos lo decidí muy rápido, ya me creía el típico temerario espontaneo, mas que todo al darle la explicación del acto en un descuido objetivo, la simpatía que reflejaba mi rostro no tenia precio, ella lo tomo a mal, y vino la segunda bofetada en menos de lo que esperaba, intente calmarla y decirle al oído que deseaba algo carnal con ella, (supuestamente estaba enamorado, pero quise enojarla, los tragos se me subieron a la cabeza como un mar de bajezas), acto seguido vino la tercera bofetada, en ese entonces me estaba volviendo algo masoquista, bueno si ella estaba muy molesta se suponía que la cita era de acabar, pero no quería parar, la arremetí contra el sofá y la bese sin descansar, (en el fondo le gustaba, era de notarse), puso resistencia pero al final cedió, la noche fue larga en todo sentido, paso de todo, pero paso… solo fue amor por una noche y después la magia se acabo, nunca volvimos a hablar del tema, no había el suficiente valor necesario, el tiempo así como nos junto, nos separo, pero este verano a mi ciudad volvió, me sorprendió pero ya no tanto como antes, era muy distante, las conversaciones solo eran por internet y unas llamadas por skype, la ayudaba en situaciones que eran poco denostadas, la magia volvió en ella, mas en mi no, el tiempo pasa y con ella las cosas cambian, el rechazo para ella fue brutal, tenia novio y no entendí si lo tenia de adorno, ayer tomamos como unos 5 litros de vino, necesitaba compañía y no había nadie que quería, al menos ella, debo admitir que el deseo vino fuertemente en mi, pero paso como las agujas del reloj, bueno solo quería decirlo, necesitaba escribirlo, creía que merecía la pena, porque al menos gracias a ella soy un poeta, pero eso ya es otra historia del pasado que muy pronto la he de contar…
Atte. Michell Stevens (El culpable).
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