Que poco duro y otra flor que se marchito, ya es suficiente,
no hay premios ni alicientes para tantas opciones y solo decepciones, pero ya
estoy realmente cansado de todo, mi alma se esta poniendo demasiado vieja, como
tonto sigo viendo tus fotos sobre la mesa, yo que prometí no verlas, me hacen
tanto daño, me llevan al ocaso de los inconscientes, una bella dama con
lagrimas que recorren sus suaves mejillas, en la esquina la veo tan perdida, no
se lo que le pase, probablemente sean los síntomas de un rechace, yo no puedo
ni acercarme, con dolor y sin palabras al por mayor, sé que podemos sufrir por
lo mismo, si quizás hablamos negar todo con cinismo, le diría que aun recuerdo
a mi vida anterior, muertos de risa vivimos la vida y yo ahora escribo estas
palabras sin solución, pero no, la verdad que no, quizás no pongo nada sobre la
yerma, entre surcos pueden haber ríos o sitios desérticos, algunos me sabrán
entender, podrán cortar la flores, pero no la primavera, recuerdas, no tal vez
no, tampoco sé que gano con tantas palabras en el calendario, en un blog o en
una composición, esta cosecha de vino me tiene algo aturdido, la verdad que si,
pero sin fingir un estado de frenesí, no tengo tantas palabras por escribir, de
mas esta decir que nunca puedo sonreír, la inspiración se corto desde que tu te
has ido, ya no quiero coincidir con lo incidido en un pasado imperfecto, se que
tengo mil defectos pero eso no da derecho a tratarme como un deshecho, seguiré
buscando consonantes a situaciones alarmantes, algunas contrariedades solo son verdades.
Atte. Michell Stevens (El culpable).
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