Ya sé que nada es
para siempre, el amor floreció aquel noviembre pero empezó aquella tibia tarde
de invierno ocasional, días para recordar, hablamos de amores divididos entre
varios factores incididos, los tiempos no volverán, es tarde para volver a
empezar, esta madrugada de composiciones sin soluciones, con la voz ronca, la
resaca, el bajón del alma y la mirada, taquicardias que me dejan sin palabras, todavía
no puedo dejar de temblar, no puedo olvidar, no puedo comer ni dormir, así no
es fácil vivir, no puedo reír, no puedo seguir, me pregunto porque la vida te
golpea en la tormenta cruenta dejándote sin aire para levantar la cuesta, la
vida nada asemeja, ni te espera, dejo pintadas en la pared memorias turbias sin
fronteras, en este micrófono barato que te pedí prestado aquel día gris
matinal, para grabarte aquel sinfónico poema por navidad, tenia tanto amor por
dar, aunque sé que ya no estas, aceptar la derrota es la mejor medicina que un
poco de heroína o cocaína, las notas del piano me dejan mas duro de lo que
estoy, duro como un muerto en vida, con memorias perdidas, lo se, ya no me
siento viejo, me siento cansado de esta sociedad inmunda, arto, desesperado de
la gente que me rodea que solo busca un fin para conveniencia, estoy agotado,
sin fuerzas, pero no, viejo ya no, estoy muerto esta vez, soy un desatino fracasado,
el abandonado, el estúpido, el ultimo en la lista, la peor basura de la nada,
el olvido de la nada, la gente es estúpida porque cree en estúpidos cuentos de
hadas, la vida no es vida de felicidad, la verdad, tristeza, penumbra y soledad
es la realidad, palabras improvisadas, porque no deseo pensarlas, porque cada
vez que pienso me equivoco, no sabes como lloro, por eso prefiero decir lo que
siento de golpe, ya no se si podre continuar esta grabación me faltan fuerzas, perdí
noción de todo, paranoias, voces como atroces sin fin, es tan triste, no
pretendo darte pena ni tampoco hacerte cargar con mi condena, ya
nada me queda.
Atte. Michell Stevens (El culpable).
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